En la reciente Cena de la Energía 2017, comenté que habíamos pensado en suspender ese evento, pues nos parecía inoportuno mientras varios de nuestros clientes aún estaban sin suministro, producto del último frente de temporales que dañó las redes eléctricas. Sin embargo, creímos más importante hacernos cargo, todos juntos, de los enormes desafíos que aún nos quedan.

La electricidad está presente en casi todas nuestras actividades. La falta de este servicio es cada vez más grave y debemos redoblar los esfuerzos para garantizar un suministro más fiable, con menores interrupciones, en número y duración.

Los desafíos del sector eléctrico hoy, son mayores a los de hace ya 35 años, cuando se dictó la actual ley eléctrica y modelo regulatorio. No sólo eran otros los retos tecnológicos sino también los objetivos de política pública. Entonces, la prioridad era la mayor cobertura al menor costo; hoy, es además, mejor calidad de servicio y seguridad en el suministro.

Sin embargo, nuestro país, con tantos dones y maravillas, tiene también una naturaleza que nos azota frecuentemente. Históricamente han sido los terremotos; en los últimos días los temporales -que razonablemente han puesto en entredicho nuestra capacidad de respuesta-; y este verano, producto del cambio climático, temperaturas extremas y condiciones de humedad y vientos, vivimos los incendios forestales más voraces y crueles que recordamos.

Sabemos que no seremos capaces de controlar o evitar que estos episodios naturales se sucedan en el tiempo, incluso con más regularidad. Pero nuestro principal desafío es estar mejor preparados; tanto en nuestras capacidades privadas como también las del sector público.

Reafirmamos nuestro compromiso en que esas estrategias y definiciones fundamentales sean el fruto de un trabajo conjunto, en el cual podamos reeditar, como tan bien lo hemos hecho en el sector energía en tantas otras materias, un gran acuerdo público-privado, para hacernos cargo como país de estos desafíos, estableciendo o aclarando los estándares y parámetros para el cumplimiento de nuestras respectivas responsabilidades.

Tenemos la voluntad de mirar constructivamente lo que ha ocurrido y queremos trabajar, con todos los actores involucrados, para que estas experiencias no se repitan.