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Rodrigo Castillo: “Ningún gobierno estaba preparado para enfrentar el cambio de paradigma”

Este lunes se realizará la quinta cena de la energía eléctrica, con la presencia del Presidente de la República, Sebastián Piñera, y representantes del sector de generación, distribución y transmisión. El debate estará puesto en los urgentes problemas que enfrenta hoy el sector. Rodrigo Castillo, director ejecutivo de la Asociación de Empresas Eléctricas, asegura que están preocupados por el inmovilismo en la solución del problema energético. Asimismo, dice que no hay tiempo y que el problema se debió enfrentar antes. Señala que para llegar a acuerdos, las empresas, la sociedad y ambientalistas deben aceptar que habrá que hacer sacrificios. Entre ellos, invertir más en los proyectos y aceptar tecnologías que actualmente son rechazadas.

¿Cuál es el diagnóstico que presentará el sector en la cena anual de la energía?

El problema energético de Chile tiene diversas dimensiones. Hay muchas opciones posibles para resolverlo y se debe entender que hay diferentes puntos de vista, que son legítimos. Las alternativas deben ser contrastadas. Hoy, las empresas estamos conscientes de que en materia energética hay dimensiones que van más allá de esa optimización económica y que tienen que ver con puntos de vista, con prioridades. Ese es el primer punto de partida para canalizar la discusión y resolver el problema energético.

¿Hay alguna autocrítica de cómo las eléctricas han enfrentado los proyectos?

La autocrítica va por lo siguiente: nosotros hemos vivido por mucho tiempo en el paradigma de hacer bien lo que hacemos, de acuerdo a las reglas del juego e incentivos que recibimos. Esto tiene que ver, en primer lugar, con la optimización económica y, en segundo lugar, con el cumplimiento de la normativa en materia medioambiental. Acá, el gran vacío es que esa institucionalidad no ha estado preparada para canalizar otros puntos de vista, que van más allá de la discusión técnico-medioambiental. Durante bastante tiempo, los distintos diagnósticos del sector han mantenido su posición de forma estática. No ha habido suficiente diálogo.

¿Esto es culpa de los privados, las comunidades, las ONG o del gobierno?

El problema está en la forma en que estamos dialogando como sociedad. Ningún gobierno, ni este ni otro, pudo haber estado suficientemente preparado para los cambios de paradigma que hemos vivido. No es responsabilidad de un gobierno, es un problema de la sociedad chilena, que tenemos que resolver como sea.

¿Qué es lo que ofrecen a los ambientalistas?

Dejar atrás nuestros paradigmas como un freno al diálogo y partir aceptando su posición como legítima. Lo que acepto es que las posiciones que tienen que ver con el cuidado del medioambiente, y que, eventualmente, nos puede parecer que tienen consecuencias desde el punto de vista económico, operacional, técnico, son legítimas. Lo que pedimos es que del otro lado sean capaces de aceptar otros puntos de vista, lo que también implica sacrificios. Al final, hay que entender que ni las empresas, ni las comunidades, ni los ambientalistas tendrán 100% de la matriz energética que desean.

¿Cómo se puede activar un acuerdo nacional, considerando el rechazo a HidroAysén y la judicialización de otros proyectos?

Hay que sentarse a la mesa con todas las personas que tienen un nivel de representatividad. Además, favorecer la participación de las comunidades. Un ejemplo es la tramitación de la Carretera Eléctrica. Ahí propusimos que el proyecto definiera consultas en materia indígena durante el proceso de discusión del trazado, aspecto que no tenía el texto original.

¿Por qué es tan necesario resolver el problema hoy?

El momento debió ser antes. Ahora es lo más pronto que tenemos. Es importante porque estamos jugándonos el futuro de nuestra matriz energética y del desarrollo de Chile. Hay decisiones que no tomamos en el pasado y cuyas consecuencias estamos viviendo.

Dado que los procesos en el sector eléctrico son largos, si queremos llegar al 2020 con un sistema energético estabilizado, en régimen, lo más tarde que podemos comenzar a trabajar es hoy día.

¿Cuáles son las urgencias?

El nivel de urgencia tiene que ver con que ya tenemos cuellos de botella, dificultades importantes que nos están afectando. Hoy mismo tenemos congestiones en el sistema de transmisión que nos impiden traer parte de la energía del sur al centro del país. Esto está haciendo pagar mucho más caro por la energía, lo que afecta a las industrias y a la competitividad. La falta de proyectos nuevos en generación es una dificultad importante, que compromete en el mediano y largo plazo la posibilidad de llevar energía segura, razonablemente económica, a las industrias y los hogares.

¿Y si no se avanza?

Esto genera varios efectos. La industria ya no enfrenta un riesgo, lo está viviendo. Estamos viendo varios de sus proyectos que no se van a desarrollar por los altos costos de la energía. Además, en la distribución eléctrica hay dos grandes desafíos. Uno es la dificultad que tenemos hoy para poder contratar los consumos de nuestros clientes para el futuro, ya no pensamos siquiera a precios razonables. Lo que ha ocurrido con CGE es un ejemplo. Cuando miramos la perspectiva de que vamos a poder obtener como oferta para los contratos desde 2015, tenemos miedo, estamos temerosos de si vamos a tener ofertas de generación y a qué precios. Esto, porque no existe suficiente generación futura para Chile. Además, creemos que el esfuerzo por entregar a los clientes mayor gestión y flexibilidad al momento de consumir, lo que significa el desarrollo de redes inteligentes, tiene que dejar de ser ciencia ficción en nuestra mente. La mayoría de los países desarrollados están transitando a pasos acelerados hacia sistemas inteligentes de consumo eléctrico, porque permite a los clientes escoger el tipo de energía que quieren.

LA TERCERA

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Prensa

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